¿Cuántas veces habéis buscado cómo conseguir unas galletas perfectas? Todas del mismo tamaño, lisas, sin imperfecciones, que no pierdan la forma al hornear, de esas galletas perfectas para decorar con glasa o fondant, o dejarlas así solas. He rebuscado en varios libros de repostería, en foros de Internet, he probado una y mil veces, hasta que por fin, llegó a mi la receta perfecta. Una receta y unos trucos que harán que vuestras galletas mantengan la forma durante el horneado y que queden lisas y uniformes. ¿A que suena bien? Pues después de esto, vais a buscar cualquier excusas para poneros manos a la obra!!!
Ingredientes (os saldrán unas 30 galletas dependiendo del tamaño)
225 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente (dejarla media hora fuera de la nevera)
150 g de azúcar glas
1 huevo L
2 cdtas de extracto de vainilla
1 pizca de sal
400 g de harina de trigo todo uso
Preparación
Lo recomendable en esta receta es que os ayudéis de un robot de cocina para amasar, aunque también podéis hacerlo a mano; en este caso, armaros de paciencia y no os desaniméis.
En primer lugar comenzamos batiendo la mantequilla durante unos 10 segundos a velocidad media-baja, sin llegar a deshacerla. Añadimos el azúcar glas y batimos nuevamente durante unos 5 segundos a velocidad media, para que se incorpore a la mantequilla, pero sin integrarse por completo.
Es el momento de agregar el huevo y la esencia de vainilla. Batimos durante otros 5 segundos nuevamente.
Añadimos la pizca de sal y la mitad de la harina, previamente tamizada. Batimos unos 5 segundos y agregamos la harina restante. Batimos otros 5-10 segundos.
No es necesario que la masa esté perfectamente mezclada, ya que terminaremos de mezclarla a mano.
Enharinamos un tapete o papel de horno (yo suelo utilizar unos mantelitos individuales que venden en Ikea) y amasamos hasta que la masa quede homogénea pero sin pasarnos; de lo contrario entrará demasiado aire y luego no quedará tan lisa.
Separamos la masa en dos bolas y tomamos una de ellas. La aplastamos con las manos sobre la base de trabajo y la vamos estirando con ayuda de un rodillo enharinado. Podéis ayudaros de unas guías de madera a los lados de la masa para conseguir que el grosor sea uniforme.
Una vez extendida, la metemos a la nevera durante aproximadamente media hora. Este es el paso clave, ya que la masa fría hará que al cortar las galletas y meterlas al horno, conseguimos separarlas fácilmente y que no crezcan ni pierdan la forma durante el horneado.
Precalentamos el horno a 170º. Preparamos una bandeja de horno cubierta de papel encerado y disponemos sobre ella las galletas cortadas con las formas que más nos gusten. Debemos tratar de poner en cada bandeja galletas del mismo tamaño, para controlar mejor los tiempos y que no queden unas galletas más hechas que otras.
Horneamos durante unos 7-9 minutos, dependiendo del tamaño. Sabremos cuándo están hechas, porque se empezarán a poner los bordes dorados. Ojo! No dejéis que se doren las galletas porque para entonces ya estarán demasiado hechas y os quedarán duras y secas.
Sacamos las galletas y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Las conservamos en una lata o envase hermético hasta el momento de decorar.
Espero tengáis suerte y os queden unas galletas perfectas. Recordad! No amaséis en exceso y dejar enfriar!!!
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